Hijos, alumnos, niños abandonados, son ellos los que brotan de si vida, alegría, y todo aquello que renueva el día. Si no estuvieran que triste sería, ya que sin ellos no brota la vida.
Ha comenzado una nueva etapa, no son mis niños pero al mirarlos a los ojos los siento míos, es porque ahora tienen un sitio donde hay muchos que sienten lo mío.
Cada día un avance, una nueva mirada con mas alegría, le gustó la comida, o ahora camina y antes no lo hacía……cada día, la experiencia avanza y el amor crece en sus vidas.
Hay chicos y no tan chicos, pero todos tienen su historia que guardan de sus vidas, es fuerte escuchar como poco a poco abren sus heridas…¿cómo lograr que borren el pasado y logren sanar lo que ellos mismos no saben que han vivido?
Nadie puede sanar lo que no sabemos de sus vidas, golpes, encierros, sin alimento por días, sin agua, y padres que terminan por abandonarlos, por que tampoco saben que hacer con sus vidas.
Sólo sé, que hay uno que rogó que dejasen a los niños acercarse a EL, Único que tiene el poder, el amor, y el poder de sanar, lavar heridas y serán niños sanos, seguros en sus vidas.
Ahora es tiempo que ellos tengan vida, cariño, atención….gozarse con el día a día, jugar con arena, saltar, comer, subirse a los árboles a coger el mango que añoran, a pesar de haberse comido varios en el día. ….así pasan las horas, mirándolos y gozándonos de su alegría que para nosotros es vida.
Niños, sean hijos, alumnos, y ahora ellos, me devuelven la alegría, sólo al mirarlos y saber que tendrán otro día que comienza lleno de una u otra acción que llena el día.
Al fin llegó ese día que se cumplió lo que El hace años dio la visión de lo que ocurriría…la pregunta era, ¿será idea mía?. La espera fue larga por mas de 1000 días, llegó a su término y hoy, Dios ha dado un grupo de hermanos, amantes de dar día a día, amor, entrega, cansancio y alegría… así es la vida cuando uno confía en el camino de fe que a veces tarda mas de 1000 días.
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