Si, se llama André, es uno de ellos que llegó a ser parte de la familia que viven allá arriba y son conocidos por el apoyo que dan, a las familias de Haití.
Un día llamaron para entregarlo a él, a esta nueva gente, que vive en el cerro de Source Jean Jacques. .
Partimos corriendo gozosos y ansiosos de conocer a este nuevo ser que sería parte para siempre de nuestra vida que añoraban recibirlo a él.
André, André......mirarlo, amarlo y abrazarlo, nació en nuestro ser, éramos varios que pudimos vivir ese momento que nunca
olvidaré.
No tenía madre, murió ella, al él nacer, su padre sólo deseaba deshacerse de él, no lo miraba ni lo abrazaba y cuando el partió no se despidió de ese hijo que tuvo por años a su haber.
Tomado de la mano, sonriendo, y esperanzado que algo nuevo iba a suceder caminaba contento mirándonos sin temer.
La edad no se sabe, de él ni de ninguno de los nuevos hijos que tenemos. Por que así es. El padre dijo tiene 4 años pero no hay papel que respalde lo que dijo él.
Somos un grupo de como unos diez, que estamos recibiendo con
gozo y alegría a niños como André.
En estos dos años hemos aprendido a tomarlos sin fecha de nacimiento o información. Ya que tanto los padres como los hijos. viven sin saber si al día siguiente habrá que comer, fechas e informaciones no es tema de saber, sólo que viven desconociendo el pasado y con temor a lo que les puede suceder.
En estos dos años hemos aprendido a tomarlos sin fecha de nacimiento o información. Ya que tanto los padres como los hijos. viven sin saber si al día siguiente habrá que comer, fechas e informaciones no es tema de saber, sólo que viven desconociendo el pasado y con temor a lo que les puede suceder.
André, es claro y firme, alegre, chistoso. Asumió su nueva vida sin penas ni temor, porque lo que ahora vive es lo que muchos niños en el mundo quisieran tener, su madre adoptiva vive para él y para sus nuevas hermanas que llegaron como ayer. El siendo el mas pequeño de ese grupo familiar ahora pide y exige ser llevado en brazos, abrazado de su madre sonriendo y conversando y usando sus nuevas palabras que ha aprendido en ese nuevo lenguaje que hablan el grupo de diez.
André es el regalo que Dios nos ha dado para gozo de él y de todos nosotros que vivimos para cumplir la meta, de levantar a niños que serán conocidos por su amor y saber.
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