Estaba sentada en los escalones, en la entrada de la casa. Todo era húmedo, calor, y con ganas de escapar de la sed que ardía, tomar agua, no solucionaba el problema, ya que no era fría.
A mi lado se sentó una niña, de apenas años, para conversar. En ese lapso de intercalar sonrisas y unas palabras, la abracé y mi cuerpo ardió....estaba muy enferma. Su padre no la miraba, todo era normal; enfermarse, morirse es parte del ritual, que ellos acostumbran a aceptar.
De alguna manera quería impartir a mi alrededor, el sentir por esa niña que sonreía y caminaba apenas, para seguir a su padre que iba adelante de ella, pensando en el plato de comida que no estaría. Era todo tan confuso, ¿Que hacer si nadie me oía?, sólo escuchaba: no te preocupes es así, ellos están acostumbrados, así es su vida.
El padre tomó sus cosas y partió camino a su casa, cerca pero lejos para una niña en esa condición, en su andar iba con una sonrisa que apenas podía esbozar....sólo quería tomarla y cuidarla para su bien, pero todo era como una pesadilla, donde tu ves que las cosas pasan y nada puedes hacer.
Cada día al despertar, sólo pedía a Dios no acostumbrarme al dolor, de aquellos que sobreviven sin chistar, esperando un mañana que les ofrece lo mismo y no más, y así continúan sin esperar que venga alguien a dar, una sonrisa y un pedazo de pan, que ellos agradecen con visitas, sonrisas y saludos sin parar, hasta que sienten que quizás llegará mañana y pueden pueden dar mas.
Algunos decían: ellos están acostumbrados a sufrir, pasar hambre y vivir una vida sin esperanza de un mejor porvenir... no hay que preocuparse, ellos viven así.
Oh no! oh no.. la vida para el resto, no es así, hay alimento, que no se sabe repartir, ni trabajos con el cual puedan vivir, y miles de niños que muriéndose son capaces de sonreír, porque es normal, la vida para ellos, es así.
Verlos en su su diario vivir, llenos de alegría, cantando, picando la tierra, esperando que llegue el momento de recibir, el plato de frijoles que no siempre está ahí. Los padres no tienen opción, no tienen nada para repartir a sus hijos hambrientos con ganas de vivir.
Sé y sé, que lo que El ya dijo , debo cumplir, aunque no haya nada para compartir. No hay opción, ya esta dicho, que al que tenga hambre no le podemos decir: anda y come y se feliz, ya que para Dios, es su pueblo quien debe asumir, el hambre del otro y su sentir.
Hace unos días, recibí unas lineas de un joven que vive allí, quien ama a ese pueblo con frenesí.
El gozo en esas lineas escritas, era para sonreír, ya que le faltaban palabras para decir, que los niños estaban recibiendo feliz, los frijoles y el arroz, los que se cocinaban en esas ollas nuevas, que se compraron para hervir, esa comida que necesitan para vivir.
Y en esas lineas, Daniel decía que los niños agradecían, el poder comer, sabiendo que ya no temerían a tener fatigas por falta de aquello que alimenta su ser; porque esos jóvenes que viven ahí, siempre responden si, a las peticiones que sus padres no pueden cumplir.
Si, ahí están ellos para acoger, lo que esos niños nunca han podido tener,siempre mirándolos con toda atención y disposición para hacer lo que Dios nos pide con el niño por hacer. Sonrientes, y llenos amor por aquellos pequeños que Dios no dio, dispuestos a sacrificar el poco tiempo que tienen para dormir.
Hay gozo, gozo en el actuar a pesar de haber dejado su país, sus familias y las comodidades de su vivir. Ellos, son un ejemplo que todos debemos seguir.
Si, ahí están ellos para acoger, lo que esos niños nunca han podido tener,siempre mirándolos con toda atención y disposición para hacer lo que Dios nos pide con el niño por hacer. Sonrientes, y llenos amor por aquellos pequeños que Dios no dio, dispuestos a sacrificar el poco tiempo que tienen para dormir.
Hay gozo, gozo en el actuar a pesar de haber dejado su país, sus familias y las comodidades de su vivir. Ellos, son un ejemplo que todos debemos seguir.
Están ahí, para ese pueblo, que El nos ha dado para servir, sin esperar nada, sólo gozarse en el milagro de recibir, El gran gozo que Dios da, al que da sin esperar, nada para si.
Dios mio Paulina, si tu no lo hubieses escuchado o no te hubieses entregado con ese corazón,,, muchos hoy no tendríamos esa Esperanza, pero oiste, hiciste y he aquí hoy vivimos esa Su Esperanza que no se pierde en El. Gracias por obedecer y estar en el lugar que hoy te ha llamado para que otros, asi como yo, puedan recibir Vida. Por medio de tu despojo y la entrega para que otros puedan vivir en Su Caminar.
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